Etiquetas

, , ,

Publicado en el Diario La Nación de Neiva (Huila, Colombia) el 21 de Noviembre de 2010.

Orar es hablar con Dios, contarle nuestros sueños y entregarle nuestras preocupaciones. Aparte de brindarnos una conexión intima con la Divinidad, orar abre las puertas a la intuición y lleva luz a nuestras sombras. Por eso muchas veces al terminar nuestra comunicación con el Padre, recibimos instantáneamente la respuesta o la guía que debemos seguir, eliminando la causa de nuestro estrés, trayéndonos paz, armonía y energía positiva real y permanente a nuestra vida.

Orar no es solo pedir por nosotros o por los demás. También alabamos, suplicamos por perdón y misericordia y agradecemos. De hecho, la gratitud es una de las formas más hermosa de orar; dando gracias por lo que ya se tiene y anticipadamente por las bondades que aun no vemos manifestadas.

El poder de la oración efectuada por muchas personas al mismo tiempo y alineadas en un mismo objetivo es más fuerte que el más grande de los ejércitos. La oración conlleva efectos tan positivos, que la suplicas en voz alta de un grupo, pueden producir efectos vibracionales sorprendentes logrando milagros a diario. Orar es una necesidad en el planeta.

En consulta, las siguientes son las inquietudes que a menudo escucho sobre el acto de orar:

No sé cómo empezar o qué palabras decir…

Jesús enseñó: “porque vuestro Padre sabe de qué cosas tenéis necesidad, antes que vosotros le pidáis” (Mateo 6:8). Es decir, Dios ya conoce nuestros deseos y quiere lo mejor para nosotros, así que la intención es más importante que las palabras que uses. De manera que concibe tus oraciones tan sencillas como sea posible; simples en la forma y en el contenido. El secreto de una oración exitosa es que sea clara, directa y espontánea y que solicite bendiciones para todas las personas involucradas. No caigamos en el hábito de orar solo por orar, por miedo o para mitigar la culpa. Hagámoslo con amor.

Tengo miedo de que mi petición no sea escuchada y atendida…

Cada una de tus oraciones es escuchada por Dios. Los ángeles y arcángeles, entre otros seres de luz, que conforman tu equipo de apoyo celestial, trabajan para tu beneficio. Una vez ores, Dios y sus ángeles se encargarán de los detalles y te guiarán para que tomes acción si es necesario. No te inquietes pensando en la forma en que tus deseos se harán realidad.

Imprimirle angustia a tu plegaria es una forma errada de orar. Angustiarse es como añadirle combustible al fuego. Según sea nuestra fe así se nos dará. Esta es la mejor y más sencilla forma de explicarlo. La entrega completa y la perfecta convicción juegan un papel vital al momento de orar. Jesús dijo: “por tanto, os aseguro que todo lo que pidiereis orando, creed que lo recibiréis y os vendrá” (Marcos 11:24)

Estoy poniendo condiciones con respecto a la forma que quiero se realice mi deseo…

La oración no debe llevar condiciones asociadas. Desde el punto de vista humano, una de los aspectos más maravillosos de Dios es su carácter impredecible. Déjale la solución a Dios afirmando que se haga Su voluntad. La Voluntad Divina es siempre buena y sabia.  Acepta que tu oración recibirá una respuesta y que no sabrás como será. A veces parece que no hay manera humana de resolver el problema y sin embargo se soluciona  de la forma más emocionante. “haz del Señor tus delicias, y te dará lo que tu corazón desea”. (Salmo 37:4)

Sigo pensando todo el día en lo mismo…

Orar es un acto de entrega y liberación. Una comunicación con Dios y a la vez un proceso de reflexión personal. Deja que tus deseos fluyan, baja la guardia. No te embotelles con las preocupaciones, entrégaselas a Dios. La sabiduría infinita divina contiene todas las soluciones. Permite que los ángeles te brinden su ayuda. Esa es su misión. Lo único que necesitan es tu señal de auxilio, luego la asistencia será toda tuya. Afirma con agradecimiento que con Dios todas las cosas son posibles, deja ir la necesidad de estar en control y serás libre.

¿Oro a Dios o a los ángeles?

Respecto a si es más conveniente orar a Dios directamente o a través de sus ángeles, pues no hay una respuesta “definitiva”. Es más un asunto de preferencia o convicción que cualquier otra cosa. De todas maneras, los ángeles aman asistirnos y están siempre dispuestos a ayudarnos como intermediarios y mensajeros divinos que son. Orar a los ángeles no es adorarlos, es simplemente pedirles que intercedan por nosotros. En realidad, oramos con  los ángeles quienes transmitirán luego nuestra plegaria.

En el Salmo 91:11-12, David nos expone de una manera bellísima el hecho de que los ángeles siempre están ahí para nosotros: “porque El mandó a sus ángeles que cuidasen de ti; los cuales te guardarán en cuantos pasos dieres. Te llevarán en las palmas de sus manos; no sea que tropiece tu pie en alguna piedra.

Para terminar, te dejo con la siguiente sugerencia. De la misma manera como un chef empieza con un recipiente vacio a preparar una receta especial, así puedes iniciar cada día con Dios como fuente de inspiración y provisión. Aunque sean solo cinco minutos, establece una práctica de oración apenas despiertes, siéntete agradecido por todas sus bendiciones, por la vida misma, por tus seres queridos y amigos tan maravillosos que te rodean. Dios te brinda todos los ingredientes necesarios para preparar tu plato para el día: amor, sabiduría, fortaleza, paz y conocimiento entre otros. En oración, elije tus ingredientes y co-crea junto a Dios, expresando que El es primero en tu vida. En la noche, reflexiona acerca de lo que creaste. Da gracias por la creatividad divina que fluye en ti. Deja ir lo que necesite ser liberado y descansa hasta el siguiente día cuando comenzarás de nuevo con un recipiente vacío.

 Martha Muñoz Losada