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Publicado en el Diario La Nación de Neiva (Huila, Colombia) el 15 de Agosto de 2010.
Desde hace muchos años, los grandes maestros espirituales afirman que el cuerpo humano se puede programar por medio de los pensamientos, las palabras y el lenguaje. Las palabras constituyen poderosos instrumentos de transformación y cambio profundos. Pensadas, pronunciadas, escuchadas, están siempre presentes no sólo en nuestra relación con los demás sino también en nuestro diálogo interno.
Las palabras son la base sobre la cual labramos nuestras experiencias, quedan registradas y producen tarde o temprano un efecto enorme que puede ser tanto creador como destructor. Los ángeles nos enseñan que la salud, la abundancia y la paz mental pueden mantenerse indefinidamente si nos centramos en emociones, sentimientos, pensamientos y palabras armoniosas, amorosas y por demás bien intencionadas.
Los pensamientos son tan mentales como el proceso de creación mismo. Como hijos de Dios, hechos a su imagen y semejanza, todos somos creadores y generamos continuamente lo que pensamos y decimos. Este don de crear mediante la palabra aparte de maravilloso y eficiente debe ser honrado y apreciado. Así que desperdiciar nuestra energía en pensamientos negativos o inútiles y palabras inadecuadas, lo único que genera es una contaminación energética que afecta a todo el planeta.
Mal utilizadas las palabras crean limitaciones y fronteras a nuestros propios sueños. De manera que presta atención a lo que hablas. La energía de cada palabra que pronuncias afecta no solo a quien se la dices sino también a ti mismo y al mundo que te rodea. Lo que dices a otros se proyecta como si te lo dijeras a ti. Busca espacios para hablar con amabilidad con respecto de ti y de los demás, empleando palabras amorosas, cálidas y consideradas.
Obviamente las palabras se originan en los pensamientos. Los ángeles enseñan que hay que empezar por analizar qué clase de pensamientos, imágenes y sentimientos te permites albergar en su mente y cuerpo. ¿Son los correctos? si no es así, desecha todo aquello que te produzca daño. Los pensamientos que hospedas en tu mente y las palabras que expresas ahora mismo, aquí, hoy y ahora definen tu futuro. De ahora en adelante antes de hablar piensa en las consecuencias que pueden acarrear tus palabras.
Cada pensamiento y por ende cada palabra tienen una manifestación; positiva o negativa. Todo lo que sucede es producto de lo que piensas y lo que dices. Los ángeles aconsejan además revisar cuáles son esas palabras o frases que recurrentemente sueltas y que se han convertido en un obstáculo en tu vida. Pídeles que te ayuden para que cada vez seas más consciente y las cambies retomando el control de tu lenguaje. La calidad de tus pensamientos y palabras determinan tus condiciones de vida.
Si así lo quieres, los ángeles pueden guiar tus palabras. Pídeles hoy que impregnen tu vocabulario con amor y energía sanadora. Para atraer y manifestar lo que deseas, invoca a tus ángeles para que te ayuden a cambiar, vigilar y cuidar lo que piensas y lo que pronuncias. Aunque no es una tarea sencilla, con la guía de tus ángeles, tu propia intención y con la práctica continua, poco a poco puedes ir modificando tus estructuras de pensamiento y habla.
Las palabras que usas, las que piensas, dices, escribes acerca de ti mismo, de los demás y de todo tu entorno, afectan significativamente el sentido de tu existencia. Unas pocas palabras negativas son suficientes para llenarte de rabia, disminuir la energía y tensionar el cuerpo. La mente es una herramienta valiosísima; ponla a trabajar a tu favor.
Respecto al poder de la palabra, los ángeles sugieren:
- Escoge las palabras que reflejen verdaderamente lo que deseas.
- Habla con amor y bondad respecto de ti mismo y de los demás.
- Envía energía amorosa a tu futuro al expresarte positivamente. Las palabras de amor son vibraciones que se expanden por el cosmos hasta el infinito. Nada posee un efecto tan transmutador como el amor mismo.
- Proponte ver lo mejor en tu interior y en el de los demás, ya verás como las situaciones que antes te molestaban comienzan a cambiar.
Si todos entenderíamos la grandeza de este poder y trabajáramos colectivamente unificando nuestros pensamientos y palabras con objetivos comunes, seriamos capaces de lograr lo inimaginable.
Martha Muñoz Losada