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Publicado en el Diario La Nación de Neiva (Huila, Colombia) el 04 de Agosto de 2013.

A la mayoría de nosotros nos ha pasado que tenemos picos en nuestro estado de ánimo y pasamos temporadas en los que nos sentimos desganados, aburridos, cansados o desmotivados acerca de uno o varios aspectos de nuestra vida.

Hemos crecido con la idea de que la desmotivación puede surgir de dos fuentes: interna o externa. Puede ser propia o provenir de alguien en el entorno. – un desmotivador o varios. De hecho, podría ser más fácil identificar o acabar con lo exterior restándole poder. ¿Cómo? Pues no contándolo a todo el mundo o haciendo las cosas por uno mismo, por ejemplo.

También hemos aprendido a tener cuidado con los “acaba-sueños”, los que nos ponen obstáculos y nos desaprueban porque tienen la facultad de llenarnos de negativismo. Hemos de hacer oídos sordos, no pedir autorización y elegir muy bien a quiénes les expresamos nuestros proyectos. También, de revisar los argumentos propios, producto del ego y definitivamente, soltar y confiar. Y hasta hablamos de que esto o aquello nos quitó las ganas de hacer algo.

Bueno, podría ser. Pero hay algo adicional, un espejismo que debemos desvanecer y es la idea que se nos vende, de que la desmotivación tiene su origen en lo exterior. Como tantas otras energías provenientes del amor, la motivación también es una elección interior. Así que nutre tu alma, tu espíritu y todo tu ser con actividades que te ayuden a permanecer motivado y en tu centro.

Una buena tarea es invitar a tus ángeles de la guarda y pedirles que te ayuden a trabajar y transmutar tu lista de esos agentes desmotivadores propios. Ten presente que son proyecciones de la mente y que toda forma de miedo atrae más miedo, bloqueando el flujo de la gracia de Dios. Además se traduce en falta de confianza en el Padre. Y estoy segura que eso no es lo que quieres transmitirle al cielo.

A mí que me gusta tanto el tema de las lecciones, he encontrado en las reflexiones zen, maravillosos recursos de aprendizaje. En esta oportunidad te comparto dos. Este es el primero: dos monjes están meditando. Uno le dice al otro: no se el motivo por el que siempre andas contento y motivado si al fin y al cabo permanecemos todo el día juntos y hacemos prácticamente lo mismo.  A lo que el primero contestó: tu rezas para pedir, yo oro para dar gracias por mis bendiciones. ¿Notas la diferencia?

Sí, lamentablemente la desmotivación también tiene un tinte de desagradecimiento y de desconocimiento de la acción divina en la existencia de cada uno de nosotros. Nuevamente, no imagino que esa sea tu intención. De manera que procura manejar el aburrimiento o la desmotivación desde la gratitud, siendo  coherente en cada pensamiento, en cada acción. Mantén tu frecuencia vibrando en alto y agradece a diario las pequeños y grandes intervenciones celestiales.

Hazte tu mismo el día y no esperes que otra persona o evento te lo compongan. Porque a cada instante le damos el color que elegimos. Y somos nosotros los que escogemos cómo pintarlo, qué matices ponerle y qué estado de ánimo imprimirle a nuestro ser. Por otro lado, disfruta de los nuevos comienzos. Ánclate en el presente, es todo lo que tienes. No te lamentes ni te aferres más a lo que ya pasó.

Los ángeles son tremendos agentes motivadores. Siempre he sido y soy muy bendecida, pero también tuve mis baches de tiempo de desconexión, de vivir como por inercia y te digo que después de que re-conocí (reconocer = volver a conocer) su compañía en mi vida, las cosas no fueron iguales y no seguí siendo la misma. En algún momento tuve miedo de que quisiera volver atrás y caer “dormida”, como lo estuve en ese periodo. Pero pronto entendí que jamás volvería a ser la de antes. Y hoy agradezco haber sido tocada por ellos. Ahora mismo siento gran gozo en mi pecho de solo recordarlo.

Una sugerencia para orar con los ángeles en este sentido:

“Ángeles del cielo, vengan en mi ayuda por favor. Quiero desatar alegría en mi corazón y en todo mi ser.  Con ustedes a mi lado, yo elijo regresar al amor. Gracias”.

Algunos recordatorios angelicales:

  • No sabotees al cielo con  tu  aburrimiento. Deja de lado la desmotivación,  sal al mundo y demuéstrate de lo que eres capaz. Aprende a creer en ti mismo, pero sobretodo, aprende a confiar en Dios.
  • No te bajes antes de arrancar, no te des por vencido y jamás te conformes con menos de lo que mereces. Permanece fiel a tus sueños y se muy congruente con tus principios, rodéate de entornos y personas positivas. Haz lo que te atrae, quédate con lo que te sientas a gusto.
  • Trátate bonito, reserva tiempo para reír, para descansar. Regálate espacios para ti solamente, de conexión interna, de comunión con Dios y los ángeles.

A propósito, la desmotivación puede vincularse también con cansancio y falta de vitalidad. Y es aquí cuando hace su intervención el poderoso arcángel Miguel. Invoca a este guerrero por excelencia para que te ayude a elevar tus niveles de energía y vitalidad. Yo acostumbro a visualizar que este bello emisor de amor y luz me instaura un sol interior en mi plexo solar, a la altura del ombligo. Esto me hace sentir empoderada, con ánimo y fuerza para seguir adelante y ejecutar mis proyectos.

Me despido en esta oportunidad, compartiendo la segunda, corta pero efectiva reflexión zen. Un estudiante dice: estoy muy desanimado, ¿qué debo hacer?. El maestro zen responde: anima a otros.

Bendiciones de amor y energía motivadora.

Martha Muñoz Losada