Etiquetas
Arcángel Chamuel, Arcángel Jofiel, ángeles del amor, Martha Muñoz Losada, terapia con ángeles
Publicado en el Diario La Nación de Neiva (Huila, Colombia) el 26 de Agosto de 2012.
En estos días que se habla tanto de vivir desde el amor y la conciencia, recibí un correo de una persona que me preguntaba cómo se podía definir y descubrir el amor. Atreverme a precisar qué es el amor, considero que sería delimitarlo, así que mejor le permitiré a la guía celestial en mi corazón que me inspire para escribir sobre algunas de sus facetas.
El amor procede de Dios, en consecuencia somos amorosos por nacimiento. Es nuestro derecho natural; posee la vibración más alta y es esa “sustancia” que nos une entre todos y con todo. Está disponible para cada uno de nosotros, pero es elección de cada quien amarse y ponerse en contacto consigo mismo. Al abrirnos al amor, nuestra conciencia despierta. Puedo asegurar que es su clave de acceso, la contraseña que nos permite abrir sus puertas y que esfuma miedos y juicios.
Donde hay amor, hay milagros porque transforma cualquier situación. El amor es magia veloz, lo sana todo, el amor lo es todo. Cuando amas, brillas; y como la luz, el amor no tiene límites. Entre más amor se entrega, más nace de nuevo para seguir dando, porque el amor es infinito e inagotable, jamás se pierde la capacidad de amar ya que se recicla y se renueva a sí mismo.
El amor no requiere defensa ni reglas humanas, no controla ni pone condiciones y respeta las decisiones del otro, aún si no se nos incluye en ellas; porque el amor no coarta ni oprime. El amor es un espacio sin muros ni paredes. No se puede encerrar, ni permite ser aprisionado. Su naturaleza es de expansión y libertad. No obliga, no tiene prisa, no exige, no espera nada; de hecho nada que sea forzado funciona.
Es tan grandioso el amor, que abarca todos los elementos y activa también nuestros sentidos. Desde el amor fluimos como el agua para aceptar las eventualidades de la vida, ahogar la tristeza y manifestar nuestras emociones, el amor enraíza y nos hace poner los pies sobre la tierra para perdonar y recobrar la estabilidad. El amor es aire porque comunica, transporta y nos refresca; es fuego, es la energía que nos mantiene vivos, calienta el corazón para seguir luchando por nuestros sueños, quema lo que ya cumplió su propósito y nos prepara para la nuevo. Es éter porque lo contiene todo.
Y en cuanto a los sentidos, desde el amor podemos percibir con nuevos ojos lo mismo de siempre que antes nos molestaba, expresarnos asertivamente con palabras cálidas, saborear y sacarle el gusto a las pequeños detalles, sentir sin tocar, escuchar detrás de los sonidos y del silencio mismo.
En la relación de pareja, el amor es entrega, es pasión, es cosquilleo, es flama, es confianza. A menos que confíes plenamente en la otra persona, no podrás amarla incondicional y plenamente. Detrás del amor verdadero está la amistad certera, aún en un noviazgo o matrimonio, cada uno necesita tener su propio espacio y respetar los tiempos y aprendizajes de la otra persona.
Los cimientos del amor son: confianza, libertad, autonomía, crecimiento, felicidad, compasión, apoyo y respeto, entre otros. Las bases del miedo: dependencia, posesión, control, manipulación, apego y duda. El amor es justo y siempre va de la mano de la amabilidad. Es entusiasmo, paz, esperanza, unidad e integridad, no tiene nada que ver con el sacrificio, la humillación o el maltrato. Siempre puedes elegir entre el miedo o el amor. La pregunta es: ¿estás practicando el amor?
Hay cosas que el ego enmascara y que las hace ver como amor o en su defecto, carencia de amor, como la soledad o la ausencia de una pareja, por ejemplo. Es delicioso estar acompañado, pero, ¿quién dijo que estarlo es requerimiento para sentirse amado? Si deseas recibir amor, entrega amor y obviamente empieza por amarte a ti mismo, respetando tus necesidades, teniéndote paciencia, reconociendo tu grandeza y divinidad, tratándote bonito. ¡Eres el consentido hijo del Padre, su tesoro!
El amor es tu esencia, ya está en tu interior. En lugar de estar buscándolo afuera, apóyate en tus ángeles y en especial en los Arcángeles Chamuel y Jofiel y empieza por redescubrirlo dentro de ti, eliminando todo esos conceptos errados que creías saber sobre el amor y que te acabo de mencionar, como extensiones del ego. Comprométete contigo mismo a vivirlo, a creer y a crearlo a cada instante, en cada inhalación. No dependas del supuesto amor de otro, ámate mucho y conscientemente; con determinación, ponle fin y despídete de lo que no te hace bien. Tus guías celestiales se ocuparán también de ti amorosamente y atraerás personas que te amen.
Sin importar lo que te haya ocurrido, abre tu corazón, no temas ser vulnerable y despójate de la falsa armadura anti-amor. En esos momentos en que tu mente te haga creer que el amor no está contigo, respira profundamente, renuncia a ese pensamiento erróneo e invoca a tus ángeles reafirmando tu naturaleza divina. Con tus propias palabras, expresa una plegaria al cielo o declara algo como:
“Dios, soy (menciona tu nombre) tu hijo/a, ahora y siempre elijo sintonizarme con el flujo de tu amor en mi. Envíame Padre en este momento, más ángeles a mi lado para sanar esto en mi interior que me hace sentir no amado, ya no lo quiero más. Ángeles, abrácenme por favor y ayúdenme a enviar amor a mi corazón”.
Centra tu atención en tu pecho, visualízate protegido por tus ángeles y cubierto con una esfera de luz rosada. Agradece la asistencia celestial y continúa respirando pausadamente, hasta que te sientas de nuevo en la paz y el amor de Dios. Termina tu oración diciéndote en voz alta: “Te amo”.
Tú ya eres amor, no importa tu credo, tu edad, si estás soltero o casado, si recién despiertas a la conciencia o si ya llevas labrado tu camino hace rato. El amor está en ti y lo expresas continuamente a través de tus palabras, gestos y elecciones. Así como amas, serás amado. Permítete sentir amor por todas las creaciones divinas. Busca la luz y el amor en tu hermano, en cada ser viviente, así te guste o no. Honra su individualidad, su belleza interior.
Que la luz aclare tu camino, que sostengas tu fe siempre, que el amor impulse tus acciones y responda a todas tus preguntas. Eres producto del amor: no busques afuera, lo que ya se halla dentro de ti.
Elijo a Dios y reafirmo su amor en tu interior y en el mío.
Martha Muñoz Losada